Saturday, August 05, 2006

Arqueologos del rock


Pueden pasarse semanas en busca de aquella grabación de Luis Alberto Spinetta en vivo en el teatro Opera, el 23 de octubre de 1973 a las 11 de la mañana, presentando “Artaud” o caminar las disquerías porteñas sin descanso, buscando encontrarse con una grabación de algún recital de Radiohead en Londres en 1995 que rastrean hace meses. Establecen competencias entre ellos, disputándose el titulo del coleccionista más completo y llegan a conmoverse hasta las lagrimas cuando una figurita difícil aparece en el fondo de una batea de una disquería en Constitución o gracias a las nuevas tecnologías, cuando encuentran en algún sitio de intercambio de archivos, un recital de Led Zepellin de 1974. Claro, siempre la búsqueda esta referida a títulos originales, ya que el packaging original juega un papel importante en la obsesión fetichista que los domina.
Claudio De Palma es uno de estos maníacos irrecuperables que buscan en esta acumulación de compacts disc, vinilo, videos, libros, un espacio lúdico y de libertad que les recuerda su época de adolescentes. Posee alrededor de 7000 títulos de rock nacional. A veces recibe ofertas por algún material y se niega a vender: “Me han ofrecido bastante plata por algunas cosas que tengo , pero como buen coleccionista, no las vendí. Por ejemplo, un disco de Síntesis, de 1976 que yo compre a 2 pesos en una barata, pude haberlo vendido por 200 dólares”.
Esta acumulación y la necesidad de financiar su búsqueda, han llevado a muchos de ellos a ofrecer a la venta su material inédito o fuera de catalogo en disquerias especializadas. Ellos mismos se encargan de producir cuidadas ediciones de viejos vinilos pasándolos a formato cd, que respetan la gráfica original y reciben un escrupuloso tratamiento digital para mejorar el sonido y eliminar el molesto ruido producido por el deterioro del disco. Este fenómeno ha producido, que con paciencia y un poco de suerte, se pueda conseguir verdaderas perlas inéditas debido a su escasa posibilidad de venta masiva. Se sabe: las compañías discográficas dirigen su atención a los productos que les aseguren ventas y no reeditan aquellas obras que solo pueden interesar a un puñado de entendidos.
La fantasía de estos verdaderos fanáticos es “tener todo”, haya sido editado o no. Pero De Palma desconfía: “Yo compro todo lo que es rock nacional conocido y no conocido. De hecho, tengo varios discos de bandas del interior del país que no las conoce nadie. No tengo un parámetro de fineza. Para mi esto es como las estampillas, no tiene fin. Creo que no existe la persona que me pueda decir “tengo todo”.
Para aquellos que decidan unirse a esta cruzada, el sitio de AMG, una distribuidora con sede en Miami, les brindara una base de datos muy completa: http://www.allmusic.com/. También pueden recurrir al sitio Music plasma: http://www.liveplasma.com/ que ofrece mediante animación flash, una interfaz que vincula a cada músico o banda con sus antecedentes y con otras propuestas similares. Los que añoran sus vinilos nacionales, pueden recurrir a la pagina web de la disqueria Oid Mortales que cuenta con un completisimo catalogo de rock nacional: http://www.oidmortales.blox/.com. ar.




Del otro lado del mostrador

La otra cara de los coleccionistas son los disqueros. Aquellos que consiguen el material anhelado y son reverenciados por su capacidad para encontrar lo más raro e inconseguible.
Damian Garcia, dueño de la mítica disqueria Oid Mortales, tiene una mirada desencantada sobre estos personajes: “En general, no consumen arte sino números. No son gente fina que escucha música. Hay un publico que investiga grupos y sonoridades nuevas, le importa descubrir cosas originales e innovadoras, en cambio el coleccionista solo busca llenar el álbum de figuritas. Garcia olfatea cierto goce fetichista en estos rastreadores incansables: “No les importa como suena, se desesperan con lo que es difícil, les encanta poseer objetos”.
Otro fenómeno relacionado con las disquerias, es el de las reediciones de viejas grabaciones: “Es notable como esta gente se compra los mismos discos varias veces, ya sea porque tienen un tema más o incluyen las letras o fotos inéditas. El doble de Pescado Rabioso lo vendí como nunca porque traía el librito original con las letras. Por otro lado hay discos elementales que no se han editado nunca, por problemas legales o kilombos entre los músicos, y las versiones piratas de esas grabaciones son muy buscadas”.

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