Bark Psychosis:
elegante bilis negra
Es una de esas bandas que, inexplicablemente, pasó desapercibida en el maremagnum musical de las últimas décadas. Salvo entre algún sector de la prensa especializada y algunos melómanos empedernidos, Graham Sutton y compañía no encontraron la repercusión que merecían. Bark Psychosis redefinió y remezcló todo el background sonoro de los 80 y registró en los 90 un disco que sería una marca indeleble desde entonces. Un lugar de referencia que aprovecharon varios supuestos innovadores para dárselas de avant- gardistas (Radiohead, por ejemplo). Hex (1994) es el nombre de este grupo de canciones. Clima, melancolía, excelentes arreglos, texturas, un toque jazzy, temas que se desarrollan sin urgencia, cansinos, y explotan en un noise-pop sorprendente. Influencias: sobre todo, Talk Talk en su mejor época, y Cocteau Twins , de quienes heredaron ese colchón profundo, hipnótico y evocador que los catalogadores de siempre denominaron “rock oceánico” y tambien Joy Division y Bauhaus. Las vueltas de la vida pusieron en el camino de Sutton a Lee Harris ex Talk-Talk y O rang (otra banda que no pueden perderse) para el segundo disco de la banda “Codename Dutsucker” editado 10 años, después de Hex, en 2004, y considerado por muchos como el mejor disco de ese año. Bark es la banda sonora de nuestras vidas, es el sonido perfecto para enmarcar el hecho de saber que las cosas no son, ni por asomo, como la habíamos imaginado, que el dolor y la frustración siempre están cerca, pero que nunca deberíamos esperarlos y afrontarlos sin elegancia y rebeldía. Es esa melancolía que remite a lugares vacíos, y a la seducción que inevitablemente sobreviene cuando decide visitarte, como esa mujer inconquistable que alguna vez tuviste y que nunca supiste porque se fue. Giorgio Agamben, quien relata que en la edad media, la melancolía era llamada “bilis negra”, cita a Durero en su “Estancias”: “Aquellos en quienes la bilis es abundante y fría se vuelven torpes y extraños; pero otros, en quienes es abundante y caliente, se vuelven maniáticos y gayos, muy amorosos y dados a apasionarse… y muchos, puesto que el calor de la bilis está cerca de la sede de la inteligencia, son presas del furor y el entusiasmo y son inspirados por los dioses”. Casi como si el pintor medieval alemán, hubiera escuchado a Bark Psychosis mientras pintaba.
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