Saturday, March 17, 2007

Crooner del desencanto.
Micah P. Hinson ha pasado a ser la gran esperanza del indie-folk en los USA, pero ¿su fama es justificada? o ¿es un nuevo invento de la industria para vendernos un nuevo fiasco?.
Veamos: un texano de 25 años, que vivió en ese cuarto de siglo mujeres traicioneras, cárcel, drogas y enfermedad, un curso acelerado de desilusiones, desencantos y de pronto se encuentra con una carrera en el mundo de la música. Y lo que se escucha en sus discos - 2 albums, Micah P. Hinson & the Gospel of Progress (2004), M.P.H & the Opera circuit (2006)y un Ep The Baby and the satellite (2005) - es esa intensidad, ese background emocional que brota de su voz quebrada, intima y decidora.
Los arreglos juegan un papel principal dentro de esa base folk&country donde se destaca el banjo de Nick Phelps: cuerdas y vientos le dan el toque arty y agregan un poco de riesgo y originalidad. A la hora de las influencias inevitables de un crooner como Micah, se asoman en su música Lambchop, Tom Waits, Nick Cave, Leonard Cohen y Bob Dylan. No faltan las buenas melodías ásperas pero agradables. Hay un dejo de desgarramiento, de carne viva que se filtra a través del viaje de visita al corazón de Hinson que configura la escucha de cada una de sus canciones y se siente como un amigo que te cuenta su dolor de manera amable y sincera. Pruebas al canto: Micah nos dice en The day Texas sank of the bottom of the sea: “Aquí está todo lo que tengo para dar, admitiré que no es mucho, pero es todo lo que tengo” y en The dream you left behind: “Algún día encontraras que los sueños que dejaste a un lado no eran tan brillantes como parecían”. Palabras de alguien que alcanzó la madurez a través de haber vivido a la velocidad de la luz y aprovechó esa experiencia para concretar bellas canciones.
En fin, por ahora Micah cumple y dignifica y confirma con creces todo lo bueno que se dice de él. Esperemos que las podridas aguas del mainstream no inunden su cínica pero brillante luz.